
Me encanta la vida de los mercados donde de pequeño me mareaba y me daban ganas de vomitar por la variedad de olores. Ahora grande ya me paseo más tranquilo observando la variedad de alimentos naturales que me hacen imaginar los maravillosos platos de comida que se pueden hacer. Me encanta ver la vida que genera la tierra y su gente. Algo muy diferente de los supermercados esterilizados a la vista y olores.
Los mercados de los diferentes pueblos y ciudades nos traen aventuras y experiencias interesantes si sabemos sentarnos a mirar con calma y paciencia. Son malls antiquísimos donde llegaban culturas diferentes a comerciar.
Quizás si te quedas allí sentado por mucho tiempo podrás ver finalmente pasar al menos una vez a todos los habitantes de la ciudad.
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