inyección al cielo del portento sólido, un gigante seco, esteril que no reconoce estaciones.
en su interior pululan seres más pequeños que árboles, encerrados en el misterio del producir sin fin hasta agotar todo recurso existente.
agotándose finalmente
como los conejos de Juan Fernández
a sí mismos.
inyección ladrillo árbol
savia líquida
que llueve cenizas
en los pulmones ahogados
de sus creadores.
en los siglos venideros
sus ventanas ausentes
reflejarán el devenir
purificado.
más ladrillo
llenará el paisaje
que sucumbe.
el despeinado verde
la brisa hiriente
las aguas brillantes
todos lloran bajo las nubes ahumadas
en la lluvia gris
de la arquitectura planeada
más no
biológica.
lloran sus creadores
mientras chimpances
los últimos
aprovechan
edificios verdes
de oficinas boscosas
preocupados de dar y recibir
amor
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Hace 2 años
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