Regreso desde Angol a Los Angeles,
entre Renaico y Coigüe hay una recta larga que es de ensueño, la he
recorrido con lluvia, con sol, viento, neblina, amaneciendo, al
atardecer, luna llena, el tren pasando, en fila de vehículos, vacía
sintiendo uno que va flotando. Se despeja el camino y mientras floto
en el paisaje del movimiento con el viento de la ventana abierta pasa
adelantándome una camioneta roja, me causa gracia, porque es el
mismo modelo de camioneta que conduzco, el mismo color también. Me
imaginé reflejado en ella, “así me veo”, podía reconocer
cierta similitud en los razgos de la silueta de su conductor, medio
hecho una mirada a la patente y alcanzo a ver el número 47. La mía
termina en 47. Curiosas coincidencias. Se aleja y decido acercarme
para verlo mejor, 120 kilómetros por hora acercándose el final de
la recta, acelero en quinta a esa velocidad logrando apenas mantener
la distancia que nos separa, camiones con madera llevando troncos de
árboles, edificios de árboles botados y tras ellos una fila de
vehículos como cola de espermio se cruzan zumbando al pasar,
moviendo el vehículo con sus ráfagas de viento. El buen vehículo y
la velocidad me convierten en flecha y acelero a 130 kms/hora
calculando acercarme lo suficiente como para observarlo de mejor
manera, me produce un sentimiento extraño, me acerco, pero no lo
suficiente, ¿estará acelerando también? eso debe de ser, acelero a
140 kms/hora y me pego un salto, la recta final después de la curva
al llegar a Coigüe debe ser de 60 kms/hora!, pasa el letrero, el
paisaje de casas a la orilla del camino zumba, me acerco a la
camioneta y veo la silueta de su conductor contra el sol del
atardecer, mueve el retrovisor, me observa, tomo el retrovisor y al
observar hacia atrás hay una camioneta igual en color y modelo a la
mía, su conductor observa por el retrovisor.
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Hace 2 años
2 comentarios:
Siento el mareo de la velocidad, pero agudizo mis sentidos y descubro que el otro conductor soy yo, talvez en otra dimensión, un aviso de ultratumba, o es mi aura que se escapa.
En microsegundos repaso mi vida, mis seres queridos me esperan en casa,lacarretera se pierdey el azul del cielo me deslumbra invitandome a remontar el infinito.
En un esfuerzo supremo trato de controlar la maquina, pero una paz interior embota mis sentidos.....
Gracias Raúl!
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