
desde las entrañas de la tierra se lanza como queriendo apuntar al cielo la fuerza de sus rocas arcaicas. Desplazado desde las profundidades en la quebrazón de las capas subterraneas. Ensimismado observa el paisaje mientras crece y crece más allá de nuestra supervivencia.
A menos, claro. Que tenga minerales.
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